Cimacnoticias | Chetumal.- Las directoras del Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (Inedim) y de la organización civil Sin Fronteras, Fabianne Venet Rebiffé y Diana Martínez Medrano, respectivamente, dijeron que el número de mujeres migrantes se incrementó porque dejaron de ser sólo acompañantes de sus parejas y ahora emigran solas o con sus hijos.
De 1987 a 1992 de cada 100 migrantes 44 eran mujeres, ahora son 47 las que transitan por México para llegar a su destino final. El problema es que no se detectan porque han demostrado mayor capacidad para buscar rutas alternas y lograr su objetivo.
En entrevistas por separado y tras participar en el taller-seminario “El Poder Judicial y los Derechos Humanos de las personas migrantes y refugiados en México”, realizado en la Universidad Interamericana para el Desarrollo en esta capital del estado de Quintana Roo, Venet Rebiffé sostuvo que en 2012 el Instituto Nacional de Migración (INM) detuvo a 11 mil 963 mujeres, pero para 2013 la dependencia de la Secretaría de Gobernación (Segob) “aseguró” a 14 mil 73 migrantes del sexo femenino.
Por su parte, la directora de Sin Fronteras, Martínez Medrano, consideró que al aumentar el número de mujeres migrantes las condiciones a las que se enfrentan en su travesía por México “son más peligrosas”, y los riesgos se incrementan “al dejar de venir solas, ya que ahora viajan junto con su familia (hijas o hijos, pareja, madre, padre)”.
Nos hemos encontrado con mujeres en estaciones migratorias que vienen con sus hijos, pero sin contar con un documento que pueda acreditarlo, lo que genera que los menores de edad sean retenidos más tiempo y sean entregados a sus familiares luego de que éstos manden traer y presentar el acta de nacimiento o se sometan a una prueba de ADN, para que las autoridades mexicanas descarten tráfico de personas, dijo la responsable de Sin Fronteras.
Auspiciados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SJCN), tanto Venet Rebbifé y Martínez Medrano, acompañados del sudirector de Asuntos Jurídicos y Transparencia de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) –también de la Segob–, Jesús Manuel Sierra Arroyo, y de la integrante de la Unidad de Protección del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en México (ACNUR), Anya Victoria, coincidieron que se requiere mayor coordinación y esfuerzo interinstitucional para brindar “mayor seguridad física y asesoría legal a todos los migrantes”.
La directora de Sin Fronteras llamó a todas las instituciones de salud de las entidades fronterizas, para que brinden servicios a todas las mujeres migrantes que lo soliciten, “ya que esta atención no está generalizada”.
Martínez Medrano cuestionó por qué mientras que en el DF se aplica la política de que todas las personas migrantes tengan acceso a los servicios de salud al margen de que tengan o no un documento oficial de estancia en nuestro país, en otras entidades las mujeres no son atendidas.
“Hemos visto extranjeras con embarazos avanzados (siete u ocho meses de gestación) y nunca han visitado un médico, por lo que su situación es muy delicada”.
Al retomar la palabra, la directora del Inedim recordó que el incremento de la migración femenina no es nueva, ya que en México, de 1942 a 1964, sólo 864 mexicanas fueron a trabajar a Estados Unidos, mientras que de 1987 a 1992 salieron 148 mil 521 mujeres a laborar al vecino país.
Si en esos seis años 44 de cada 100 migrantes fueron mujeres, ahora estamos cerca de esa cifra, ya que se ha detectado que son 47 personas del sexo femenino las que transitan por México.
“El problema es que no se detectan porque ellas han demostrado mayor capacidad de buscar rutas alternas para lograr su objetivo”, aseguró Venet Rebbifé.