Cimacnoticias | México, DF.- En casi 20 años, la contratación de los llamados “coyotes” o “polleros” (traficantes de personas) por parte de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos aumentó más del doble, en particular entre las mujeres; sin embargo, el servicio que ofrecen se volvió más caro y peligroso.
De acuerdo con el demógrafo José Alfredo Jauregui Díaz, quien participó en la XII Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México que se realiza en la Universidad Iberoamericana, la contratación de “coyotes” pasó de 30 por ciento en 1993 a 77.3 por ciento en 2012, y precisó que 93.4 por ciento de las mujeres migrantes requieren sus servicios porque consideran que es “más seguro”.
El investigador explicó que estos traficantes de personas surgieron tras la prohibición en EU para que las y los migrantes sin documentos se asentaran en el país del norte. Del mismo modo, las actuales políticas migratorias de Washington orillan a la población migrante a que contrate con más frecuencia estos servicios, detalló.
No obstante, advirtió, en la actualidad cada vez más “polleros” y “coyotes” operan para el narcotráfico, efectúan fraudes y forman parte de las redes de trata de personas.
Jauregui Díaz precisó que las mujeres que recurren a los “polleros” son jóvenes de entre 20 y 30 años, pero acotó que el rango de edad también cambió recientemente, ya que mientras en 1996 quienes los contrataban tenían en promedio 26 años, en 2012 la edad subió a 30 años.
De acuerdo con el especialista, las migrantes que contratan “coyotes” para cruzar la frontera suelen viajar acompañadas y están en busca de la reunificación familiar, a diferencia de los hombres, quienes emigran solos y en busca de trabajo.
El investigador añadió que en años recientes se observó que las mujeres que utilizaron ese servicio eran en su mayoría solteras o divorciadas, e indicó que también viajan a EU en busca de empleo y oportunidades de educación.
A esto sumó que, a diferencia de los varones, las migrantes que contratan a un “coyote” tienen una escolaridad superior al nivel bachillerato, mientras que ellos no tienen estudios.
En breve entrevista con esta agencia, José Alfredo Jauregui, quien es académico de la Universidad Autónoma de Nuevo León, señaló que recurrir a traficantes de personas se ha vuelto más peligroso y costoso para las migrantes, ya que ellas se arriesgan a ser víctimas de trata y secuestro, mientras que el pago a los “coyotes” llega a dispararse hasta por arriba de los 2 mil dólares (cerca de 26 mil pesos mexicanos).
Agregó que en años recientes en el norte del país, a pesar de ser una región con tradición migratoria y conocimiento de los riesgos y costos que implica contratar un “pollero”, también se ha incrementado la contratación de traficantes de personas ante el miedo a cruzar el desierto a pie o exponerse a ser víctima de trata o del crimen organizado.