Las “damas de la caridad” quisieron transformar la sociedad socorriendo a mujeres pobres

Zacatecas, Zac.-  Con el tema “Miradas y visiones de las mujeres en Zacatecas, Siglo XI. Educar, proteger y transformación social”, a cargo de  la doctora Marí­a Del Refugio Magallanes Delgado,  este martes continuó el Programa de Videoconferencias organizado por el Cuerpo Académico “Imágenes y discursos de modernidad” de la Unidad Académica de Estudio de las  Humanidades de la UAZ.

En su exposición, la docente-investigadora universitaria señaló que  en el periodo histórico comprendido entre la República Restaurada y  el Porfiriato, concretamente de 1864 a 1906, la mirada y visión que tení­an las mujeres de ellas mismas y de la función que desempeñan en la sociedad era de de un grupo social que debe participar en la vida cotidiana.

“En esa sociedad  -explicó–  habitaban dos tipos de mujeres: las de la clase alta y las de la baja o populares. Las primeras se identificaban como un sector preparado en términos intelectuales, con capacidad moral y con una gran dosis de participación polí­tica, económica, social y cultural”.

Luego de apuntar  que las mujeres burguesas detectaron problemas propios del capitalismo del modelo europeo, como la  pobreza, la ignorancia y el  analfabetismo,  la docente universitaria indicó que aquellas tomaron la decisión de socorrer y ayudar a las mujeres pobres para transformar la sociedad, asociándose en grupos católicos y laicos.

Tras señalar que en 1864, a raí­z del retorno de la caridad en el paí­s, se desarrolló “un fuerte sentimiento filantrópico”  hacia los sectores vulnerables de la sociedad, la investigadora señaló que todas las “damas de la caridad” tení­an una fuerte presencia de tipo urbano para atender a los pobres y el número de “damas voluntarias” fue en aumento. Para 1906 –indicó–  tení­an una gran presencia en Zacatecas.

En este caso –continuó– dichas mujeres normaron su estructura administrativa de rotarse los puestos, quedando al frente de las asociaciones las mujeres de mayor capital, que tení­an como función principal  preparar a los pobres en los términos en que consideraban se debí­a ejercer la caridad.

Agregó que al lado de estas asociaciones también aparecieron las agrupaciones laicas que creí­an que la pobreza se podí­a remediar y que las mujeres eran un sector marginado de la sociedad. Así­ que organizaron talleres de corte y confección para que las adultas tuvieran una ocupación.

En 1888 esto ubicó a las mujeres zacatecanas “a la par de lo que hací­an las mujeres a nivel nacional. No es un Zacatecas atrasado. Esas mujeres están enteradas que la filantropí­a es el amor a la humanidad, pero ya no en término de caridad”.

La especialista expuso que para atender a las niñas pobres se abrió el “Asilo de Niñas” que estaba compartido con el “Hospicio de Niños”, el cual operaba desde 1862, en Guadalupe Zacatecas.  Ahí­ se les educaba en términos intelectuales y morales, con una formación de primeras letras.  

De igual manera,  se establecieron talleres de elaboración de flores artificiales, medias, bordado de diferentes calidades, sastrerí­a, encuadernación, mecanografí­a y secretariado, entre otros. Lo anterior con el propósito de brindarles herramientas técnicas para que se convirtieran en agentes de la transformación social, luego de que  a los 17 años tuvieran que salir del asilo, como lo estipulaba el reglamento.

Comentó finalmente  que las alumnas más avanzadas lograban entrar a la Escuela Normal de Señoritas, alcanzaban a ser preceptoras  profesionalizadas y lograban un estatus social más elevado. Por esta razón, al lado de Beatriz González Ortega, trataron de  repetir –de cierta manera–  el esquema de ayudar a otras mujeres, al poner escuelas para adultas, dando clases por la noche.

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