El desarrollo sustentable de México depende de la conservación y el aprovechamiento racional de los recursos naturales y la protección de sus ecosistemas, para lo cual es necesario promover cambios en los modelos de producción, consumo y manejo de los residuos.
En las entidades federativas se ha fortalecido la infraestructura para la adecuada disposición final de los residuos y se fomenta su separación en la fuente, reuso, reciclaje, compostaje y valorización energética.
Lo que muchos llaman basura son residuos que pueden ser reciclados, por lo que mediante procesos de separación se busca evitar que lleguen a un depósito final.
México genera al año poco más de 39 millones de toneladas de residuos sólidos, de las cuales se reciclan cerca del 14 por ciento, es decir, arriba de cinco millones de toneladas; en tanto, el 70 por ciento de los residuos son dispuestos en los más de 203 rellenos sanitarios con que cuenta actualmente el país.
Se estima que el 53 por ciento de los residuos son orgánicos biodegradables; 14 por ciento, papel y cartón; 6 por ciento, vidrio; 4 por ciento, plásticos; 3 por ciento, metales, y uno por ciento textiles, mientras que el porcentaje restante corresponde a otro tipo de materiales.
Lo que llega a los sitios de disposición final tiene un valor energético importante, ya que se captura el biogás para su aprovechamiento. Existen en el país avances importantes que han permitido dejar de consumir miles de toneladas de diesel por año para la generación de energía eléctrica en beneficio del medio ambiente y de sus habitantes.
México se sumó a la iniciativa del Día Mundial del Reciclaje en 1998 con el fin de fomentar el hábito del reciclaje en la sociedad civil y de minimizar el impacto sobre el medio ambiente, recordando que con acciones implementadas a través de las 3R´s âReduce, Reutiliza y Reciclaâ, se pueden proteger los recursos naturales.