Por Sergio Candelas Villalba
A fines de septiembre de 1956 el maestro Quintanar, originario de Fresnillo pero que trabajaba en Aguascalientes invitó a las Ligas Municipales de la región a un Torneo Abierto de futbol en el que se diputaría, durante tres o cuatro años, según fuera el caso un trofeo Challenguer, es decir se quedaría con él el equipo que lo ganara tres veces consecutivas o cuatro alternadas.
Aceptaron la convocatoria las ligas de futbol de Aguascalientes, Zacatecas, Fresnillo, Pabellón y Encarnación de Díaz, Jalisco, habiéndose registrado para participar por Aguascalientes los equipos London Club, Morelos y Jarritos; por Zacatecas el Instituto de Ciencias de Zacatecas, Vitalizadora Zapata y Maquinaria Moderna; por Fresnillo Anáhuac y Sección 26 (mineros); Pabellón Aguascalientes y Encarnación de Díaz (âLa Chonaâ) Jalisco.
Con once equipos se abrió el torneo el primer domingo de octubre de ese año, el torneo se efectuó en la modalidad de visitas recíprocas o âround robinâ que se llevaron veinte domingos, en los que el parque Deportivo la Encantada se llenaba para presenciar los juegos y el torneo concluyó el último domingo de marzo del año siguiente 1958, con el triunfo del Maquinara Moderna que patrocinaba el entusiasta don Jesús de la Mora.
Don Jesús y Gustavo Fernández me comisionaron como representante del Maquinaria Moderna y dos los martes previos a esos domingos, me trasladaba en los autobuses de Transportes Zacatecanos a las cinco de la tarde para estar presente a las ocho de la noche en que comenzaban la juntas en un local aledaño al cine Encanto, ya desaparecido, en la avenida Madero de Aguascalientes.
El equipo estaba integrado por el potero âNadroâ, que era un agente de ventas que llegó a Zacatecas y el apodo correspondía a la empresa farmacéutica Nacional de Drogas; en la defensa estaban los aguerridos hermanos González, Beto, la âPollaâ, el âChinoâ; Manuel âEL Secoâ Romo; en la media estaban José âel Joeâ Campos, Julio âla Brujaâ Rodríguez y, yo, que era un mal jugador; en la delantera estaba el profesor Lechón, que se encargaba de entrenarnos, también llegado de fuera, Salvador âel Diabloâ Sotelo, y a veces venía a jugar desde Jerez âel Toroâ Cárdenas, y Gonzalo âla Conejaâ Rodríguez.
Una vez que ganamos el trofeo en disputa, don Jesús como patrocinador lo conservó y no quiso regresarlo; ya no hubo otros torneos, porque Quintanar me decía que teníamos que regresar el bonito trofeo que consistía en una cuadrilla romana de cuatro caballos sentada sobre una base de mármol, para volver a convocar al segundo torneo, así desapareció aquel torneo que entusiasmo mucho a los aficionados al futbol en esta región del altiplano mexicano.
Un lunes de abril de 1957 fuimos recibidos por el gobernador del Estado, licenciado Francisco García Estrada, quien nos recibió en su despacho de Palacio de Gobierno acompañado de su secretario el licenciado Salvador Ibarra Pastrana, hasta donde acudimos don Jesús como patrocinador, yo como representante del equipo, mi cuñado Gustavo Fernández Bañuelos, cercano colaborador y Antonio Luévano, encargado de prensa y darle difusión en los medios locales a los juegos.
Este triunfo sirvió para que creciera la afición en Zacatecas y hubo otros intentos de ingresar a la tercera División, uno de ellos lo fue don Ramón Elizondo, rico maderero, que tenía su negocio en los bajos del mercado González Ortega por la calle de Tacuba.
Se hicieron todos los intentos, pero recaer en una sola persona el sostenimiento de un equipo es difícil de lograr puesto que se requieren muchos recursos económicos para comprar uniformes, balones, gastos de viajes, alimentos y alojamientos, pero sin duda don Ramón hizo un buen intento que ilusionó a los mejores jugadores de aquél momento.
Mañana enviaremos en la siguiente entrega de esta serie de artículos sobre el futbol y las gráficas de las selecciones que formamos para participar en el exterior del contorno estatal.