Zacatecas, Zac.- Al comparecer ante la Comisión del Sistema Estatal Anticorrupción de la LXV Legislatura, el Secretario de la Función Pública, Ernesto González Romo, subrayó que el Gobierno de Zacatecas, que encabeza el mandatario David Monreal Ávila, no actúa como “tapadera de nadie”, no admite censura y está determinado a combatir, señalar y castigar sin piedad lo que se haga mal.
Al rendir cuentas ante el Poder Legislativo sobre los avances y retos de la dependencia, en el marco de la glosa al Tercer Informe de Gobierno, afirmó que la corrupción ha sido un ancla para el desarrollo de Zacatecas, lo que ha limitado su capacidad de aprovechar recursos naturales y ha ocasionado problemas como la migración forzada y la inseguridad.
Expuso que “México sería una potencia económica, industrial, tecnológica y alimentaria si la corrupción institucional no hubiera limitado nuestro desarrollo, y Zacatecas estaría integrado al desarrollo nacional si sus gobiernos no hubieran sido corruptos y no hubieran comprometido el desarrollo, a través de mayores impuestos, deuda y derroche de los mayores excedentes petroleros de los que se han gozado”.
Refirió que, en administraciones pasadas, la corrupción se había institucionalizado a través de mecanismos como el Ramo 23, conocido como el “Fondo Moche”, y otros instrumentos utilizados para desviar recursos públicos y enriquecer a políticos a costa del erario.
El Secretario de la Función Pública, Ernesto González Romo, denunció que frases como “el que no transa no avanza” se volvieron comunes en la cultura política, lo que contribuyó a la normalización de estas prácticas, que estuvieron marcadas por complicidades y encubrimientos, lo que garantizó la impunidad de las acciones corruptas.
Enfatizó que, con la llegada del Presidente Andrés Manuel López Obrador y del Gobernador David Monreal Ávila, se ha logrado frenar el gasto irracional, la deuda y el aumento de impuestos, medidas que han sido fundamentales para estabilizar las finanzas de la entidad y priorizar el bienestar de la población.
Insistió en que el proceso de cambio lleva tiempo y que, aunque los resultados no son inmediatos, ya se han detenido las malas prácticas que afectaban a la entidad. “Los procesos de cambio tardan, llevan su tiempo, pero nadie puede negar que se detuvo la rapiña”.