Zacatecas, Zac.-Carlos Pavón Campos, secretario general del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico (SNMM), señaló en entrevista en el marco del simposio de Seguridad en Minería, realizado este miércoles en Zacatecas, que la relación obrero patronal con las empresas en este momento “es muy buena”. La relación se ha creado para cuidar las fuentes de trabajo, las cuestiones de seguridad y todo lo que implican las prestaciones.
A raíz de la mala experiencia de Sombretere, agregó, donde la empresa San Martín lleva ya 9 aos en conflicto, estamos cuidando las fuentes de empleo. México necesita de muchos empleos y se le apuesta al diálogo con la parte patronal, aunque no se renuncia al derecho de huelga que se tiene. Si es necesario, se hará valer, aseveró, pero no en beneficio de una persona o como venganza. Siempre se va a buscar el bienestar de los compañeros, y así se va a seguir trabajando.
El problema por el que están estancadas las negociaciones en Sombrerete es por Napoleón Gómez Urrutia, especificó el líder sindical, quien no permite que se dé el diálogo. Le apuesta a otras cosas que no son laborales, sino que es una venganza contra la empresa. Va a ser difícil que lo logre, pero mientras no se preste, seguirá e conflicto.
Hace falta reabrir esta fuente de trabajo, y la huelga salió, insistió, por capricho de Napoleón Gómez Urrutia, pues la empresa en un principio dijo que se haría frente a los problemas.
Para solucionarlo, hubo intentos de Gobierno Federal, incluso, pero no se permitió y ahora se necesita convencer a Gómez Urrutia para que se levante el movimiento, ya que es el titular del contrato.
A pregunta expresa de si hay grupos de choque en la minera San Martín, dijo que supone que supone que hay grupos de otro sindicato en las instalaciones, pero la huelga es legal y así tiene que terminar. Prácticamente lo que se requiere es empeño y decisión de la autoridad, pues de lo contrario no se va a solucionar.
Napoleón argumenta que tiene que venir a México para poder destrabar el conflicto, poniendo en riesgo su seguridad, pero eso no le interesa a los trabajadores, y más bien los perjudica. Siempre ha existido la buena voluntad de destrabar el conflicto, pero ya casi para solucionarlo exigió Gómez Urrutia 100 millones de dólares para poder arreglarlo. Quedan pocos trabajadores, y salieron perdiendo ellos porque tenían un contrato más ventajoso.