Con motivo de conmemorarse un aniversario más de la Toma de Zacatecas el próximo viernes 24 de junio, éste miércoles en el vestíbulo del Congreso del Estado fue presentado el libro âZacatecas en la Revoluciónâ, del escritor e historiador Jerezano Samuel Correa Carrillo.
El evento fue convocado por la Diputada María de la Luz Domínguez Campos y a él acudieron representantes de la Asociación de Cronistas del Estado de Zacatecas, de la Asociación de Historiadores Elías Amador, A. C., del Instituto Zacatecano de Cultura, de la Coordinación de Bibliotecas, así como Diputados y trabajadores de la propia Legislatura.
En calidad de comentaristas participaron el Dr. Beremundo Carrillo Trujillo, la Maestra Celia Montes Montañés, y la propia Diputada María de la Luz Domínguez, mientras que el Presidente de la Mesa Directiva Diputado Pablo Rodríguez Rodarte, se desempeñó como moderador.
Domínguez Campos consideró como un honor para todos los diputados y diputadas de la sexagésima legislatura, recibir en la casa del pueblo a un hombre talentoso como el cronista, historiador y escritor, Don Samuel Correa Carrillo, quien con su obra literaria de carácter histórico âZacatecas en la revoluciónâ muestra su enorme interés y amor por nuestra tierra, por nuestra historia, nuestra cultura y nuestros valores.
A continuación hizo una semblanza de la vida profesional del autor; âProfesor de educación secundaria, licenciado en historia, catedrático de ciencias sociales en educación media superior, cronista del municipio de Jerez por más de cuatro años, pero sin lugar a dudas, un prolífico escritor que le ha permitido escribir el relativo a la historia de Jerez en tres tomos, crónicas del siglo 19, Ramón López Velarde Joven Abuelo. âPara mí es una verdadera satisfacción que el esfuerzo, trabajo y dedicación que el profesor Correa Carrillo ha puesto en la obra Zacatecas en la Revolución, hoy  la tengamos en nuestras manos en forma de libro, dijo la diputada.
El autor realizó una  revisión de la historia de Zacatecas en su tramo revolucionario, a partir de  momentos coyunturales, desde tiempos cuando todavía se ponía de ejemplo al âilustre Presidente Señor General Porfirio Díaz, que ha consagrado todas sus energías y privilegiadas facultades en bien de la Nación, con sacrificio de su bienestar y tranquilidad personal, llevando adelante con toda convicción y energía su programa político, creando la paz, dando un gran impulso a las mejoras materiales que tanto necesita el paísâ, hasta el momento de su desestabilización y derrocamiento.
A pesar del prestigio que tenía Porfirio Díaz de llevar progreso, justicia y paz a la república, en Zacatecas se podían escuchar pensamientos discordantes con el âporfirismoâ como el del Dr. Juan Breña, quien hacía la siguiente radiografía; âZacatecas, en otro tiempo floreciente y prospero, se ve hoy en lamentable decadencia. Aparte de las angustias y peligros consiguientes a la extinción casi total de las principales fuentes de riqueza pública, sufrimos de dolorosa ansiedad moral originada quizá por la difusión de los errores nocivos y aún de las pasiones más malas. Este es el verdadero desglose de un gobierno pésimo, complaciente con determinados personajes y olvidadizo de la obra progresista de las clases empobrecidasâ.
Sin embargo y a pesar de las voces críticas que se levantaban en nuestra entidad a favor del movimiento revolucionario, los gobiernos locales solo trataban de cumplir la instrucción central de mantener la tranquilidad en el Estado, sin participar abiertamente en los hechos históricos.
En marzo de 1911, el Gobernador Zarate, decía; âEl conocimiento que la H Cámara tiene de los trastornos de orden habidos en el Estado con motivo de las actuales agitaciones políticas y de las frecuentes invasiones de gavillas, me limito a informar que para combatirlos y evitarlos en lo posible, el Ejecutivo dictó con toda eficacia y oportunidad, las medidas que estuvieron a su alcance, de acuerdo a los escasos elementos de Gobierno y los que en pequeña escala pudo proporcionarle la Federación.
Relató que al llegar Madero a Zacatecas en gira proselitista, el gobernador Zarate no toleró que se celebrara el mitin proyectado, ni tampoco esperó pasivamente a que se desarrollaran las actividades  del ilustre personaje, sino que, después de haberle prohibido la celebración del mitin, tanto Madero como los escasos que no tuvieron miedo de seguirlo, fueron sometidos a una estrecha vigilancia por parte del jefe político de la capital.
Los intelectuales Zacatecanos brillaron por su ausencia al lado del apóstol Madero, afirma  Correa Carrillo, quien agrega; âla triste realidad es que el señor Madero no encontró entre los elementos más destacados de la sociedad la acogida que merecía, la que le demostraban las clases populares en todas partes y que en Zacatecas se esperaba por nuestro abolengo antiporfirista-â. Destacó al ilustre liberal Licenciado Benito Garza, como el único con la virilidad y entereza suficientes, que el porfirismo nunca pudo doblegar, quien invitó cariñosamente a Madero para alojarse en su casa y sentarlo a la mesa con su familia.
Fechas, hechos de armas, de heroísmo, de traiciones, de enfrentamientos personales entre los propios generales revolucionarios, nombres como Francisco Villa, Felipe íngeles, Venustiano Carranza, Guadalupe González, fueron mencionados por el historiador hasta llegar al 23 y 24 de junio de 1914, en que el ejercito Villista y sus aliados se colmaron de Gloria con la âToma de Zacatecasâ, batalla que representa la derrota definitiva del Presidente Usurpador, Victoriano Huerta.
La filosofía de la revolución, según el cronista Jerezano, la retrata Ricardo Flores Magón en la siguiente reflexión; âLa revolución va a estallar de un momento a otro, ¿quien le teme? los que con su explotación han hecho que la desesperación se apodere de las víctimas de sus infamias. Hay que hacer que este movimiento no sea ciego del que hace un esfuerzo para librarse del peso de un enorme fardo, en que el instinto domina casi por completo a la razón. De no hacerlo así, la Revolución que se levanta no servirá sino para sustituir un Presidente por otro Presidente.
âDebemos tener presente que lo que se necesita es que el pueblo tenga pan, tenga albergue, tenga tierra que cultivar; debemos tener presente que ningún gobierno, por honrado que sea, puede decretar la abolición de la miseria. Es el pueblo mismo, son los hambrientos, son los desheredados los que tienen que abolir la miseria, tomando, en primer lugar, posesión de la tierra que, por derecho natural, no puede ser acaparada por unos cuantos, sino que es la propiedad de todo ser humanoâ.
En breve exposición, los comentaristas solo coincidieron en una cosa, es imprescindible la lectura del libro Zacatecas en la Revolución de Samuel Correa Carrillo, que al centenario del inicio de la lucha armada, nos recuerda como nuestra patria comenzó su tránsito a la tan anhelada democracia que se sigue construyendo paulatinamente.