Por: Lic. Rosa Elisa Acuña Martinez
El día de ayer, Zacatecas no amaneció igual. Los pocos transeúntes y automovilistas por las calles, hacen saber que la población está atemorizada. Las crónicas, las noticias y los rumores, van dando cuenta de que los habitantes de esta otrora pacífica ciudad, enfrentamos  una realidad muy distinta a la de hace años. Y ahora nos hemos acostumbrado a que en los noticieros de televisión nacional, aparezca el nombre de nuestra entidad, con asuntos delictivos. Que grave resulta, nos estamos acostumbrando a la violencia en sus más extremas expresiones. La desolación de la población, se incrementa al no vislumbrar en corto plazo solución alguna, y más aún, cuando las autoridades encargadas de vigilar y salvaguardar la seguridad de la población, se enfrascan en dimes y diretes, y ahora hay que interpretar â lo que el vocero quiso decirâ, entre contradicciones y simulando una verdad que se presenta ante los ojos de todo mundo, tratan de convencer a una lastimada población de que las cosas estarán bajo control a base de declaraciones emitidas con rostros adustos y contraídos por la duda, la incertidumbre y por la falta de un plan efectivo de seguridad. En perfecta sintonía las autoridades educativas de la entidad, instan a la población a regularizar las clases, sin embargo, resultaría muy lamentable que se tratara de una estrategia política que buscara no restarle bonos al ya de por si cuestionado desempeño del actual Gobernador, y que, la seguridad de nuestros niños quedara a la suerte, porque mucho se ha dicho que todo está bajo control, sin embargo no se ha vislumbrado ni remotamente ninguna acción concreta que permita a la ciudadanía  volver a tener confianza en las instituciones. Resulta lacerante que en estos lamentables acontecimientos, se vuelva con la retórica disculpa de lo no hecho por el no sé que fantasma del sexenio pasado que sigue haciendo de las suyas, y bueno, ahora responsabilizan también, a las redes sociales por apanicar a la población. Pero cómo explicar, que ése no es el tema, que el problema es real, y que no basta que el Procurador diga, que âtodo el país está viviendo la violencia, que ya nos tocabaâ. Y es qué quedan muchas preguntas en el aire, ¿por qué la autoridad no actúa, cuando vecinos de muchas colonias y por todos los rumbos de la ciudad, sabemos de las casas y vehículos âextrañosâ ?, o que la ciudadanía y la autoridad no vemos  con los mismos ojos?, y luego por qué resulta tan insuficiente la función de la autoridad en el tema de secuestros y extorsiones, que dejan a la población en total vulnerabilidad?, por qué si este conflicto se fue gestando, se dejó que estallara de una forma incontrolable?, por qué se ha dejado que estos grupos delictivos enraicen   en nuestra entidad? Por qué no se utiliza el armamento y equipo sofisticado con que suponemos cuentan nuestras fuerzas armadas y las corporaciones policiacas? Por qué huele a incapacidad, miedo o colusión?  Y ahora ¿cómo nos convencemos los ciudadanos, de qué el tema de seguridad pública es prioritario en la Agenda de la administración estatal? , si hemos advertido desde el inicio de la actual gestión que por desinterés o incapacidad, el tema de seguridad fue cedido a la potestad de la Secretaría de la Defensa Nacional, omitiendo la responsabilidad que le otorga la Constitución de la entidad.
Sabemos que se trata de un tema complejo, y la autoridad tiene una tarea impostergable. Sanear desde los altos mandos, no solo a las corporaciones, sino a la misma autoridad política, porque no podemos esperar que haya policías honestos si los titulares no lo son, si pactan  con la delincuencia y traicionan los más altos intereses de la ciudadanía. Requerimos autoridades dispuestas a resolver el problema no solo a encontrar suspensiones provisionales. Autoridades que consideren prioritario proteger y salvaguardar la vida de cualquier ser humano. Y en el reconocimiento de la situación,  y en un acto de honestidad, sería importante autoevaluar, si no existe disposición, ni capacidad por parte de la autoridad, que se deje el espacio a personas que estén dispuestas a enfrentar el reto, como lo dijo el entonces candidato y ahora procurador, porque ya estuvo bueno¡¡¡ de la simulación y de la incapacidad. Como sociedad civil tenemos una tarea importante de voltear nuestra atención al seno de nuestras familias, inculcar valores que rechacen la violencia en cualquier expresión. Hacer de nuestros hijos seres felices que no admitan bajo ninguna circunstancia estos esquemas de violencia que nos empeñamos en heredar, y sobre todo, con pequeñas pero contundentes actitudes esforzarnos por cambiar una cultura de la violencia que parece se arraiga hondamente en nuestra sociedad.