Agenda Política
Gabriel Contreras Velázquez
Zacatecas, Zac.-Con el afán de acentuar la alianza, antes electoral, ahora de gobierno, entre el Partido Verde Ecologista local, y el Revolucionario Institucional de Zacatecas, el ejercicio de Glosa del cuarto Informe de gobierno de Miguel Alonso Reyes ha presentado más críticas de forma que de fondo. Y es que en el fondo no hay mucho que digerir, los datos que arrojan los que ahí comparecen en poco se diferencian de aquellos que el mandatario estatal habría de espetar hace ya un mes.
Sin embargo, el nuevo formato con que se realiza dicha modalidad de “rendición de cuentas”, es una especie de combo de monólogos (afortunadamente acortados) en donde los diputados tendrían la facultad de auscultar los temas programados, y discrepar sobre los mismos en cuestión de dos o tres horas.
Pero en términos de percepción, el formato estrenado –que nació de un acuerdo al interior de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, de la Legislatura- despertó críticas concretas desde los medios de comunicación sobre la legalidad y/o legitimidad del mismo.
Lo primero que habría que destacar es el trabajo simplón con que el coordinador de la CRICP, Cuauhtémoc Calderón, marcó las directrices de lo que se iba a discutir. El diputado, en franco favor a sus aliados (cuya factura será endosada en algún momento), ni siquiera modificó un poco el discurso central del mensaje del gobernador.
Y es que sucede que aplicó esa vacilada del “copia-pega” y ramplonamente aterrizó el Plan Estatal de Desarrollo para que fuera revisado en un poder ajeno al del ejecutivo. Los apartados de Zacatecas Seguro, Unido, Justo, Productivo y Moderno, que pertenecen al citado plan, sólo fueron calendarizados para que los responsables que cupieran en los módulos correspondientes. Con ello, prácticamente en la legislatura se refrendan las críticas de, en veces, ser un apéndice del poder ejecutivo.
En el absurdo de ni siquiera respetar las comparecencias ante toda la asamblea, esa configuración de la glosa parece más una oportunidad para amparar al gabinete, que un examen desde los ojos del legislador.
Seguimos muy alejados de la política del Congreso de la Unión, en donde las bancadas de oposición no sólo daban por hecho la aparición de secretarios en los plenos ambas cámaras, sino que urgían a discutir la erogación de dicha “rendición de cuentas”, para dar paso a la crítica de los informes de gobierno en el pleno de San Lázaro con la presencia misma del presidente. No se trata de revivir el día del presidente, sino de abrir una comparecencia en el pleno, expuesta al aplauso o crítica abierta de todas las bancadas. Quienes ganan, evidentemente, son los partidos, frente a un presidencialismo obligado a abrirse a las opiniones.
En Zacatecas sucede el opuesto extremo. En la necesidad de protagonismo del Verde Ecologista, más específicamente, Cuauhtémoc Calderón, olvidó hacer un balance más realista del fenómeno al que estaría dando paso en los próximos días después de lanzada su propuesta a los coordinadores de bancada. En su calidad de presidente de la CRICP, encargado de ser enlace entre bancadas y aterrizar acuerdos, olvidó que PRI, PANAL y PVEM habían roto un acuerdo previo con los de oposición, al evitar que el 8 de septiembre pasado, Miguel Alonso permaneciera en el pleno para escuchar los posicionamientos de las bancadas.
La coalición de partidos pro gobierno aplicaron el madruguete, y dejaron a los inconformes para otro día. Pues bien, el día llegó, y al recién estrenado “coordinador” de la CRICP le pagaron con semejante corriente. En su capricho aludiría que los de oposición (PAN, PRD, PT, MC, y, curiosamente, su colega ecologista, Susana Rodríguez) ese día no trabajaron, y que se dieron el lujo de romper la ley, por lo que (deduzco) los acusaría con la ciudadanía por irresponsables y por flojos. Sí, esos son los argumentos de quien se sustenta como coordinador de la casa del diálogo y los acuerdos.
Argumentos de mínima calidad para sustentarse como coordinador de acuerdos, y una postura política que refleja frustración por haberse mostrado ingenuo en su nuevo encargo legislativo.
Calderón sostendría que la ley está por encima de cualquier acuerdo, con lo que hipotéticamente debería de sentirse satisfecho puesto que logró que el ejercicio de la glosa se realizara, aunque al día siguiente lo que la opinión pública rescataría de la misma, es la ilegalidad con que se integraron comisiones unidas con “poquito” quórum.
La sorpresa de la jornada fue la efímera y algo sólida cohesión que lograron las bancadas de oposición. Tambaleante porque al interior sus integrantes discutían qué días sí querían formar parte de la glosa, para aprovechar el momento mediático y dar los golpes que, como línea, reciben para ejecutar desde sus grupos políticos.
Mientras la glosa, el gobernador estrenando butacas en el Pancho Villa. ¡Vaya disímbolo!