ZONA DE REFLEXIÓN
Cimacnoticias | México, DF.-La transparencia en la designación de titulares de cualquier instancia pública ha sido, y es, una de las deudas de la democracia. Quiénes, cómo y por qué se designa a titulares de las diversas instituciones, son las preguntas recurrentes de la ciudadanía una y otra vez ante la opacidad de los procesos.
La ciudadanía está harta de los acuerdos en lo oscuro, queremos que sean públicos y de cara a nosotras, porque así se evitan las designaciones a modo y subordinadas a los intereses de un pequeño grupo.
Las mujeres somos hijas de la democracia porque sólo en ella construimos ciudadanía y ampliamos libertades. Así, en democracia libertaria se construyeron las propuestas de los Institutos de las mujeres, así se les dio un mandato y un mecanismo de elección.
Mecanismos que deben ser respetados, reformados si es necesario, de cara a la ciudadanía y en el caso del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres-DF) de cara a las capitalinas, para que todas puedan participar del proceso, para saber quiénes, cómo y por qué se eligió a quien sea su próxima dirigente.
La ciudad de México alberga una gran masa crítica de feministas con ideas y perfiles dignos de dirigir el Inmujeres-DF. La forma de llegar a él es siguiendo el proceso establecido en la ley de manera clara y transparente.
Sabemos, por Teresa Incháustegui, la única candidata que públicamente se ha dado a conocer, que existen cuatro candidaturas más. Esperamos saber quiénes son, conocer sus propuestas y perfiles.
La historia nos ha enseñado que quienes son designadas a partir de la lógica masculina, de los pequeños guetos de poder, terminan entrampados en las deudas de esos guetos, debilitadas por falta de legitimidad y dependientes de quienes las designaron.
Las designaciones a modo corrompen el principio democrático de la transparencia. Ni la más justa causa puede justificar el pacto en lo oscuro, de espalda a quienes tendrán que servir: la ciudadanía.
Así ha construido el pacto masculino su poder, corrompiendo la democracia. Ahí tenemos varios ejemplos de consejos e instancias públicas con funcionarios de todos los niveles en esta trampa del pequeño grupo, cuestionados por su falta de representatividad y por no velar por los derechos de toda la ciudadanía.
Esta lógica masculina de hacer política, afecta especialmente el avance de las mujeres. Recordemos cómo el Club de Tobi, excluyó a las mujeres políticas para conformar el Consejo del entonces Instituto Federal Electoral. Transparencia e igualdad ha sido, y es, la demanda reiterada.
Los Derechos Humanos de las mujeres en la Ciudad de México enfrentan grandes retos que desde el Inmujeres-DF habrá que empujar frente a una resistencia masculina institucional.
Hoy el Distrito Federal tiene el deshonroso primer lugar en violencia contra mujeres periodistas y activistas, con un Mecanismo de Prevención y Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, prácticamente muerto.
La desigualdad se refleja en hechos como que sólo el 11.69 por ciento de las mujeres no dedican tiempo a labores domésticas, frente al 46.06 de los hombres que están alejados de estas actividades. En la desnutrición que padece el 33.4 por ciento de las adultas mayores, frente al 27.1 de los hombres.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda del 2010, en las 16 delegaciones del Distrito Federal el analfabetismo femenino es mucho mayor, siendo Iztapalapa, la delegación con más del doble de mujeres que no saben leer ni escribir en relación a los hombres.
Insisto, la agenda no es menor, no sólo la que falta por alcanzar, también la que ya hemos logrado y hay que mantener y ampliar, para ello se necesita la suma de muchas mujeres. Tan grande es el camino a la igualdad como las resistencias masculinas para construirlas, para romperlas necesitamos desarrollar sinergias feministas.
Transparentar el proceso de designación de las titulares, construye fortaleza para todas, tanto para quienes participan en las candidaturas como para las ciudadanas.
Llegar porque fue la mejor candidata y no por el favor de alguien da la fortaleza de la legitimidad, porque los favores tarde o temprano se terminan cobrando, y en la política masculina, los intereses de esos favores son muy caros.
Las feministas conocemos el valor de la democracia, porque sólo en ella hemos podido ganar libertades.
Al poder masculino le importa corromper ese espíritu democrático, porque de esa manera mantiene su poder sobre las mujeres, porque se privilegia la idea pragmática del poder por el poder mismo y se impide la alianza, de manera pública y abierta, entre las mujeres.
Hace poco más de 17 años las capitalinas, como parte de la ciudadanía, ganamos el derecho de elegir a quienes nos representen y a quien nos gobierne en el DF, lo ganamos porque nos asistía la razón democrática.
Merecemos, las capitalinas –en la vida política de nuestra ciudad y en esta designación del Inmujeres-DF en particular–, un proceso democrático, por ende transparente y claro, porque solo en la democracia vivimos en libertad.
* Periodista y feminista, Directora General de CIMAC, twitter @lagunes28