Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.- Los mandatos sociales y culturales que determinan que las mujeres deben ser “buenas madres” y que el instinto maternal es “innato” influyen en la presencia de emociones de culpa, tristeza y soledad durante la depresión posparto –que afecta a dos de cada 10 mujeres–, y al mismo tiempo impiden una adecuada atención del padecimiento.
Así lo expuso la maestra Cristina Marrón Nielsen durante el IV Coloquio de Investigación “Las emociones en el marco de las ciencias sociales: Perspectivas interdisciplinarias”, celebrado en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM.
A decir de la también investigadora de la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO), es necesario conocer la forma en que las mujeres viven la depresión posparto, pues en México la prevalencia del padecimiento se encuentra entre un 17 y 22 por ciento, es decir dos de cada 10 mujeres que tuvieron un parto la desarrollan, “lo que constituye un verdadero problema de salud pública”.
La experta desarrolló el estudio “Pasos de una madre tras las huellas de la depresión. Transformaciones, significados y vivencias de la depresión posparto”, a fin de conocer las vivencias de las mujeres que han sufrido depresión tras el nacimiento de su hija o hijo y cómo ello transformó su vida.
Como lo señalan diversas autoras y lo reafirma la investigación, el denominado “amor materno” es algo que se va construyendo y no es innato en las mujeres; no obstante existe una creencia social e histórica de que todas las mujeres tienen el deseo de ser madres, deben serlo y que cuando lo son de manera instantánea desarrollan conocimientos y emociones positivas respecto a sus hijas e hijos.
Lo que genera “una carga” emocional en las mujeres, pues además hay una serie de ideas preconcebidas sobre lo que es “ser buena madre”, todo ello, además de constituir un factor para desarrollar la depresión posparto, determina en las mujeres sentimientos de culpa cuando no cumplen esos mandatos.
A lo que se suma la resistencia a emitir diagnósticos de depresión posparto, pues se tiende a percibir como sentimientos “normales” o derivados de alteraciones hormonales.
Con entrevistas a mujeres que habían superado la depresión posparto, Marrón Nielsen identificó que el trastorno era descrito como “momentos de oscuridad, soledad, miedo, angustia y falta de libertad”.
“Vivirse así en un momento que debía ser de felicidad no es fácil para las mujeres y genera emociones de tristeza, sentimientos de vacío y de preocupación por no cumplir el mandato de ser feliz, además hay una preocupación constante por expresar la depresión ante un momento en el que se supone de felicidad”, expuso.
Además hay en ellas una culpa constante por tener pensamientos como de “no querer al bebé”, “no sentirse felices” o “no hacer lo que deberían hacer como madres”.
Finalmente, al recordar los riesgos a la vida y salud de las mujeres que trae consigo este padecimiento, la experta urgió a una atención adecuada, así como educar a las futuras madres sobre los sentimientos y emociones que pueden vivir tras el embarazo, y promover la creación de redes de apoyo entre mujeres con depresión posparto.