El proyecto estuvo acompañado de un catálogo bilingüe con textos de los curadores José Luis Barrios y Alejandra Labastida, del artista y obras comentadas por Kathleen Forde y Scott McQuire. Lejos de presentar al arte tecnológico como algo “nuevo”, los textos profundizaron en los procesos y estrategias que mueven la práctica del artista enlazándolos con tradiciones de experimentación de la historia del arte y la ciencia.
Sobre el producto editorial al que se hace referencia, la coordinadora editorial del MUAC, Ekaterina Álvarez Romero, destacó que “los científicos y los artistas desde hace tiempo han mezclado sus disciplinas y esta fue una buena oportunidad para que nuevamente se cruzaran, así como las instituciones, tanto cultural como científica”. La obra del artista contó con el apoyo para su exhibición de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), El Colegio Nacional, la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), entre otras instituciones y organismos.
Arte y ciencia ha tenido mucha fuerza en los últimos años y la exhibición de Lozano-Hemmer muestra esta relación de una manera muy evidente, clara, didáctica y atractiva. Esta mezcla otros artistas la hacen de manera más sutil, y muchos creadores toman los recursos de la ciencia para hacer su propio trabajo, pero tan evidente como el expuesto como Rafael es el primero que lo hace con tal vigor, resaltó.
Desde 1993 el MUAC elabora y diseña la Colección de folios MUAC, una línea editorial para el recinto museográfico, y aunque la labor de crear catálogos por lo general la realizan los museos, no se hace para todas las obras porque suelen ser costosos de adquirir.
“El museo atiende a un público universitario y la UNAM tiene una larga tradición de generar contenidos de calidad y con base en estos dos principios lanzamos esta colección que privilegia los contenidos por encima de los materiales de impresión, es decir, se cuidan los textos, los ensayos, las traducciones; así se planteó para hacerla económica, y dentro de esta colección se encuentra el libro de Lozano-Hemmer”, que es el folio 38, de los 50 que existen en la actualidad en el MUAC, cuya dirección general recae en Graciela de la Torre.
El folio de Pseudomatismos, de 255 páginas, es uno de los que se llama extendido, que responde a un proyecto amplio, con exhibiciones grandes y que demandan de un trabajo más cualificado, con un tiraje de 2000 ejemplares y que tiene la característica -como todos los extendidos- de ser bilingües con el objetivo de darles proyección internacional en puntos de venta especializados en libros de arte, librerías de museo y sitios que atienden a un público de arte contemporáneo.
“Lo que intentemos hacer con estos catálogos, con textos inéditos, es trabajar el proyecto de investigación con el artista y los curadores y generar contenidos que aporten a la exposición. Es un documento que queda como testigo, es un proyecto añadido y no solo un registro de lo que hubo en sala. El aporte al trabajo curatorial y de investigación abre la posibilidad de elevar el nivel del discurso del proyecto que se exhibe”.
Ekaterina Álvarez destacó que fue muy interesante la alianza con la AMC, pues era la primera vez que se contaba con su colaboración y “venía mucho al caso por el tipo de proyecto que llegaba al museo y que se enmarcaba además en el Año Internacional de la Luz y las Tecnologías basadas en la Luz (AIL 2015). Haber contado con la colaboración del doctor Jaime Urrutia, el texto de introducción Luz-ciencia, tecnología y arte, materializaba esta alianza con la Academia para que el libro quedara bien fundamentado”.
Con casi toda la producción vendida del folio 38 de la colección, Pseudomatismos es un trabajo hecho “de la mano” con Rafael Lozano-Hemmer. La estructura editorial del libro considera, además del texto de introducción del presidente de la AMC, dos ensayos de los historiadores del arte, el filósofo José Luis Barrios y Alejandra Labastida, de una conversación de estos dos críticos y el artista, así como de la explicación del creador en colaboración con su equipo técnico sobre cada pieza de la exposición, en esta parte se da cuenta de lo que significa cada una y de las implicaciones tecnológicas que tiene en su elaboración, “es como un universo de trabajo científico y artístico”.
Añadió que esta estructura tiene un orden que permite conocer las piezas, el trabajo del Lozano-Hemmer y la preocupación del artista por la tecnología. En ese sentido, indicó, hay mucho contenido en el libro, más allá de parte mercantil y comercial.
Por otro lado, Pseudomatismos también fue reconocida con el Premio Ciudad de México por desarrollar instalaciones que toman elementos de la ingeniería, la arquitectura y el performance; por aplicar la ciencia, la tecnología y la luz en sus piezas, y con el objetivo de hacer visibles los proyectos que transforman de manera positiva la relación con el otro.
La iniciativa que da origen a los Premios Ciudad de México reconoce a quienes buscan transformar la ciudad a través de eventos y actividades culturales, tecnológicas y de entretenimiento, y surgió con la idea de motivar a las personas a continuar con sus acciones a través de la difusión de sus proyectos. Además, busca vincular a más ciudadanos con la cultura, el entretenimiento y los proyectos sociales para construir comunidad.