México, D.F.-En el Departamento de Medicina Molecular y Bioprocesos del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la doctora Laura Palomares Aguilera y su equipo de investigadores, se dedican a desarrollar procesos novedosos para la producción de vacunas, así como nuevos nanobiomateriales que ayuden al ser humano y a su entorno.
De acuerdo con Palomares, quien este año ingresó a la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), la relación entre los científicos y la industria es cada vez más necesaria, en particular para que se generen productos con valor agregado, como en el caso de las vacunas virales recombinantes, las cuales tienen ventajas sobre las vacunas tradicionales como la reducción de los costos de producción o el surgimiento de nuevas medidas de seguridad y manejo de la cepa.
Las vacunas recombinantes permiten expresar los antígenos virales a partir de la construcción de elementos formados por proteínas que carecen de material genético y no pueden replicarse (virus artificiales), lo que permite su empleo como vacunas completamente seguras.
Entre los resultados que ha tenido el trabajo de la especialista en ingeniería en bioquímica, se encuentra el desarrollo de procesos en la producción de vacunas contra la influenza humana y animal, especialmente, vacunas contra rotavirus bovino, lo cual ha tenido un gran impacto a nivel tecnológico. Gracias a estas vacunas se evita que los animales enfermen o pierdan peso y haya pérdidas económicas en el sector ganadero.
“Ya vivimos las consecuencias de una enfermedad no controlada (la producida por el virus de la influenza H1N1) y de nuestra poca capacidad de responder oportunamente a enfermedades de este tipo. Se calcula que las pérdidas económicas en 2009 fueron mayores que las del terremoto de 1985. El no tener esta capacidad de respuesta tiene implicaciones en todos los ámbitos, principalmente en la salud de la población.”
La importancia de llevar estas vacunas al mercado es cada vez más necesaria por tal motivo, comentó la especialista, colabora con tres empresas mexicanas y una extranjera, en algunas ya existen procesos de pruebas clínicas en animales. Nuestro siguiente paso es lograr conseguir inversionistas y que estas tecnologías empiecen a generar riqueza para el país”.
Terapia génica contra encefalopatías
También, en su laboratorio se trabaja con vectores (elementos muy pequeños que transportan fármacos a distintas regiones del organismo) para terapia génica, los cuales tienen aplicaciones en el tratamiento de enfermedades crónicas vinculadas con el metabolismo. Al respecto la especialista dio un ejemplo:
“En nuestra última publicación desarrollamos una estrategia para enfrentar encefalopatías causadas por falla hepática. Cuando nuestro hígado deja de funcionar, el problema es la acumulación de toxinas en el cuerpo, como el amonio, el cual daña las células del cerebro y si se acumula en niveles muy altos puede causar la muerte. Nuestra intención es utilizar un vector, en este caso un virus al que se le inserta un gen que se considere terapéutico (pues sintetiza una proteína que elimina al agente tóxico). Esta prueba se hace primero en animales y nuestro plan es aprovechar el tejido muscular para expresar una proteína que permitirá deshacerse del amonio cuando el hígado no lo pueda hacer y así evitar la encefalopatía”.
Para Palomares Aguilera, en México existe un alto nivel de investigación, sin embargo, para poder desarrollar sus aplicaciones, por ejemplo, en el área de la salud animal y humana, se requiere que las empresas se involucren y realicen pruebas clínicas en humanos. Hace un año se aprobó por primera vez en el mundo occidental el primer vector para terapia génica.
Nanobiomateriales
Otro de los trabajos que se realizan en este laboratorio tiene que ver con el desarrollo de nuevos nanobiomateriales. Se trata de estructuras formadas con proteínas capaces de autoensamblarse. “Lo que hacemos es integrar estas proteínas con metales como oro, plata, paladio, platino, cobalto y cobre, y estamos explorando sus aplicaciones como catalizadores, lo cual ayuda a que las reacciones químicas se desarrollen de forma más eficiente”. La ventaja que tienen estos nanobiomateriales sobre otros catalizadores convencionales es que se pueden producir sin presiones extremas y a temperatura ambiente.
El proyecto de terapia génica que encabeza la experta se realiza en colaboración con el doctor Miguel Torres, del Instituto Nacional de Nutrición y, en el extranjero, con la empresa Protein Sciences Corporation, de la cual es asesora científica. También trabaja con la Universidad de Tampere de Finlandia donde se evalúa la vacuna contra el rotavirus, y con grupos en Brasil y Australia.