La asociación civil Zacatecanos por la Paz ofreció este sábado una conferencia de prensa para conmemorar el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada. Ahí se dio a conocer que de acuerdo a información proporcionada por parte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Zacatecas (PGJEZ), hoy en día en la entidad hay 435 casos de personas desaparecidas.
El docente Ricardo Bermeo Padilla, miembro de la organización y quien estuvo al frente de la conferencia con los medios informativos locales, señaló que son los familiares de las víctimas quienes se hacen cargo, en realidad de las investigaciones en torno a la desaparición de una persona, en lugar de las autoridades.
Bermeo agregó que es conveniente recalcar que las víctimas de este tipo de problemas deben dejar de tener miedo y denuncien sus casos para lograr una superación real, en tanto las autoridades, están obligadas a investigar y no dar carpetazo a las investigaciones respecto a estos casos.
Esta sentencia, aunada a la de recalcar la necesidad de que los afectados por este problema dejen de tener miedo y denuncien sus casos para lograr su visibilización, fue expuesta por integrantes de la asociación civil.
Asimismo, expuso el docente de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), que la misma fuente informativa les reporta un total de 500 homicidios dolosos y 70 secuestros de 2010 a 2013.
Por su parte, José Villagrana, también del grupo Zacatecanos por la Paz, señaló en entrevista que los resultados que se han obtenido durante años metidos en esta problemática social es que se ha aprendido que ninguna organización puede realmente suplantar a las propias víctimas, mientras estas no asuman la palabra y no se hagan presentes. “No podemos nosotros ni cargar ni conjuntar la problemática social”, expresó.
Es decir, estamos convocando a la organización a la propia sociedad civil, y sobre todo a las víctimas. Ellas son quienes tienen que tomar la palabra, lo mismo que los familiares.
Sabemos que hay víctimas que han sido, en el caso de secuestro, liberadas, o que han sido amenazadas y no se atreven a denunciar ni a organizarse, dijo.
Esperamos que esto sea el principio de una nueva fase en la que las propias víctimas y sus familiares dirijan el proceso. Esto es lo fundamental en este camino del muy lento crecimiento.
Aparte, señaló, las propias instituciones sociales, educativas y del estado no se han sumado en un esfuerzo conjunto. De repente parecería que se cuestionan y se desvictiman unos a otros, de manera que no nos hacemos responsables, concluyó.