El alcalde de Villa García Abel Vázquez Salas, recibió con policías y amenazas  a la gente que marchó pacíficamente en la cabecera municipal, para pedirle la programación de obras sociales.
Las amenazas se centraron en contra de la persona del dirigente antorchista en esta zona del estado, Ing. Simón Ramírez Sánchez, cuyo único delito es encabezar las demandas de la gente humilde  de este municipio sureño.
Ante esta situación el Presidente del Comité Estatal del Movimiento Antorchista en el estado, Osvaldo ívila Tizcareño declaró âhacemos responsable públicamente a Vázquez Salas de la integridad física del dirigente regional del antorchismo y hacemos un llamado al Gobierno del Estado para que revise esta delicada situación que se está dando en Villa Garcíaâ.
La acción de protesta,  además de pacífica, tuvo la única intención de  hacerse ver y oír por parte del primer edil para que reflexione su postura de cerrazón ante la solución de los problemas que existen realmente en su municipio, a los cuales él no les da atención y orilla a la gente a organizarse y gestionar por esta vía la realización de obra pública y servicios básicos.
ívila Tizcareño,  adelantó, âsi no hay un cambio de actitud del presidente, acudiremos al Congreso del Estado para denunciar la actitud con que el alcalde se conduce ante el pueblo que votó por él y que no le pide nada más que cumpla con su obligación de procurar bienestar a para todos sus gobernadosâ
Lo solicitado, en concreto incluye: el agua potable en dos calles de la comunidad Los Horcones; la introducción del drenaje en una calle de la comunidad Aguas Muertas; la dotación mensual de 250 despensas, mejoramiento a la vivienda para 250 personas.
El ofrecimiento sólo se limita a entregar cien despensas por única ocasión y tres toneladas de cemento para distribuirla ente doscientos cincuenta familias, cosa que es insuficiente para la demanda de toda la gente y que ahora se agrava por esta última acción.
Como se demuestra se trata más de voluntad d que de recursos económico y esta acción por parte del alcalde es un exceso y no tiene justificación alguna y demuestra además la incapacidad y desesperación para resolver los problemas de sus gobernados.