Presenta el obispo Sigifredo Noriega Proyecto Pastoral Estratégico 2020

Fotos: Misael Camarillo / MIRADOR

El obispo de la Diócesis de Zacatecas, Monseñor Sigifredo Noriega Barceló clausuró este domingo el Año Jubilar 2013-2014, tiempo en el cual se vivieron dos fases en la Iglesia Católica, la primera donde se gradece a Dios lo recibido durante 150 años de historia de Iglesia Diocesana, en tanto que se mira al futuro, es decir, la Iglesia que Dios quiere y la Iglesia que “nuestra gente necesita.

Durante la presentación de una Carta apostólica ante los medios de comunicación, el prelado señaló que el primero de esos tiempos ya se ha vivido, y que ha sido muy agradable, bien organizada y participada. Lo culminante fue el pasado 5 de junio, donde poco más de 10 mil personas de todas las parroquias tomaron parte de una gran celebración litúrgica.

La intención de la Carta, dijo, es indicar la ruta a seguir los próximos 5 años, por lo que se le ha denominado Proyecto 2020, mismo que lleva como título “Vayan a mi viña a irradiar la alegría del Evangelio”. Ese no es sólo el lema episcopal desde que lo nombraron obispo de Zacatecas hace 8 años, agregó, sino que está inspirada en lo que quiere el Papa Francisco para nuestro tiempo.

La enfermedad más grande de nuestro tiempo es la tristeza, dijo, que se manifiesta de muchas formas como en ansiedades cuando no logramos conseguir lo que buscamos. Nuestra sociedad está hecha de muchas necesidades, unas que son más importantes y otras que se van creando con el tiempo, pues si no la economía no se mueve. Hay mucha depresión, que no es otra cosa sino esa tristeza del alma.

A lo que está llamado el cristiano en este tipo es a transmitir y llevar la alegría del evangelio, señaló, y por eso el título de la Carta. Además, dio a conocer que dicho documento tiene tres partes, siendo la primera de ellas la denominada “Hijos de nuestro tiempo”, donde se hace una ubicación en los contextos actuales en donde se tiene qué desarrollar la misión de la Iglesia en la tierra, desde una mirada pastoral.

La segunda parte se llama “Necesitados de luz”, y en ella se hace una reflexión sobre los muchos satisfactores que existen actualmente, pero que también existen muchos vacíos y éstos tienen que encontrar el camino “volviendo a Jesús” y redescubriendo el potencial de renovación que tiene el Evangelio. Comentó Noriega Barceló que “a mi no me preocupa tanto que la gente se cambie de religión, me preocupa más la indiferencia, acudir o no acudir a Misa, respetar o no la vida; esta es la causa principal de la pérdida de valores en nuestro tiempo”.

La tercera parte es “Nuestra Iglesia diocesana en salida”, dijo, ya que por muchos siglos esperamos que la gente viniera y ahora el movimiento es al revés, la Iglesia tiene que acudir a la gente. El templo sigue siendo lugar de reunión, pero hay que acudir a buscar a la personas, ya que el Evangelio es cada día menos tomado en cuenta para normar la vida. Cada una de las 92 Diócesis de México, agregó, deberá trabajar en este tema, cada una a su ritmo.

Añadió que en esta parte se reconoce el camino recorrido, pero sabiendo que la misión es de nuestro tiempo, hay que recuperar el horizonte. La estrategia fundamental se planeó el mes de enero de 2013 durante una reunión plenaria, dijo, ya que ahora “nos corresponde sembrar a nosotros, buscando una “Iglesia renovada”.

Para este fin se ha hecho un trabajo en 60% de las parroquias, bajo una visión integral sobre los desafíos que se tienen en cada región y ese trabajo se ha recuperado y plasmado en la señalada Carta. Los desafíos son oportunidades que se tienen para actuar, añadió, por lo que se ha comenzado por realizar un diagnóstico de todas las parroquias y decanatos.

Después viene La Iglesia de Zacatecas en camino de renovación pastoral, donde se responde a qué se tiene qué hacer y donde se eligieron líneas de acción para cada una de las prioridades y las nuevas actitudes con las que se va a enfrentar la serie de metas. De esta forma, comentó, se marca la ruta que se va a seguir desde esta fecha hasta el año 2020, la cual tiene tres ejes, Palabra, Liturgia y Caridad.

Esto es, informó, que se va a poner énfasis especial en la catequesis a todos los niveles y desde que el niño tiene 3 o 4 años hasta los 18 años. Las celebraciones litúrgicas serán utilizadas, de igual forma, para evangelizar “mejorando la calidad de las celebraciones”, y se buscará la forma de que en cada parroquia haya esa opción preferencial por lo pobres. Esto, dijo, tiene que abarcar sensibilización, pero también organización.

El año próximo, anunció, se llevará a cabo la Asamblea Diocesana los días 19 y 20 de enero, donde se reunirá gente de los consejos parroquiales para diseñar la estrategia destinada a la Iniciación Cristiana, tema dedicado para el año 2015, es decir, los primeros 18 años de vida. En 2016 el tema será La Familia, 2017 serán Las Generaciones Jóvenes, el 2018 Los Agentes Nuevos en una Iglesia que se Renueva, el 2019 será El Protagonismo de los Laicos en la construcción de la Cultura de la Paz, la Educación, la Solidaridad y la Ecología.

Si hay tanta corrupción, cuestionó el obispo, entonces en dónde está lo católico, en dónde está la fe, por qué tantas injusticias? Es necesario que cada uno asuma sus responsabilidades y hacer el trabajo de cada día.

La culminación de estos trabajos será en el 2020 con el Sínodo Diocesano, señaló, es decir, una asamblea en donde se hará el diseño para los siguientes 5 años. La Carta, dijo, será difundida en todas las parroquias y estará al alcance de todas las personas que quieran adquirirla, y será subsidiada en 50% su costo.

Sigifredo Noriega aclaró que la opción preferencial por los más pobres se tendrá qué ir dando en cada una de las parroquias y decanatos en lo concreto, y no van a salir desde el obispado las acciones a seguir. El laico tiene que asumir su papel en la Iglesia y en la sociedad, ya que en la conciencia se tiene qué fraguar el compromiso social, y si no se inician procesos no se va a llegar a fermentar a la sociedad. El Evangelio no es un recetario, sino fermento, y no se debe quedar en teología, sino en hechos concretos.

Reconoció el obispo que “estamos llegando tarde a las nuevas situaciones difíciles y complejas de nuestro tiempo y no hemos llevado el Evangelio; Como Iglesia no hemos cumplido con nuestro papel y somos corresponsables de los problemas sociales”, señaló.

La relación con las autoridades civiles debe ser con miras a llegar al bien común, y existen muchos campos en los que se ejerce la autoridad, siendo lo más cercano a la Iglesia los municipios, con los que hay una buena colaboración. Sí tenemos qué trabajar más en el cómo despertar valores no sólo religiosos, sino cívicos.

La situación de vulnerabilidad de los ciudadanos y de los propios sacerdotes es una situación muy delicada a nivel nacional, expuso, y de las grandes lecciones recientes son los acontecimientos de Iguala. Nos estamos dando cuenta de que no todo funciona bien, y que cuando se dan ciertos detonantes de autoridad con narco causa la inseguridad y la incertidumbre. Tenemos qué hacer lo nuestro, dijo, ya que la Iglesia es la única institución que está presente con los más de 14 mil centros cristianos que hay en el país.

Por falta de gente comprometida no hemos cumplido y no hemos sabido evangelizar, enfatizó, pero esperamos que esta sea una lección bien aprendida y que como Iglesia tengamos que reorganizarnos y reasumir nuestra misión. No nos corresponde la solución práctica de cada problema, agregó, pero sí nuestra misión va por el lado de la animación y el servicio a la esperanza, de la atención a las personas más necesitadas.

Los “cómos” tenemos que irlos buscando, pero es indispensable el diálogo y la comunicación. Aquí surge la preocupación de la ausencia de líderes cristianos. Ya hay una generación de jóvenes que ya hemos perdido, que no hemos atendido, pues se está prestando servicio sólo al 2% de los jóvenes, advirtió el obispo, lo cual es muy poco.

Lo que debemos hacer es detectar líderes jóvenes para formarlos y preparar una formación integral junto con estrategias. Nos preocupa que la mayor parte de los universitarios no sean atendidos, y no se trata de entrar a las universidades, sino de crear un Consejo de Pastoral Juvenil que trabaje para a paso con un seguimiento evangelizador. Las catedrales de los jóvenes están en todo lo que es Internet, y ahí tenemos que llegar, concluyo.

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